Movimiento de Mujeres Palestinas Alkarama
 Movimiento de Mujeres Palestinas Alkarama

Comunicado Urgente del MOVIMIENTO DE MUJERES PALESTINAS EN LA DIÁSPORA “ALKARAMA" sobre el anuncio del traslado de la embajada de EEUU en Israel a Jerusalén

 

El movimiento ALKARAMA condena enérgicamente la decisión unilateral del presidente de los EEUU Donald Trump, de reconocer la ciudad de Jerusalén ocupada como capital del estado sionista y trasladar su embajada allí.

Según el derecho internacional, Jerusalén Oriental (incluida la Ciudad Vieja y sus lugares sagrados) no son legalmente parte de Israel.

Desde la injusta e ilegal partición de Palestina y el establecimiento de Israel en 1948, la comunidad internacional se ha negado a reconocer la soberanía de cualquier país a cualquier parte de Jerusalén en ausencia de un acuerdo de paz árabe-israelí permanente.

Durante la guerra de los Seis Días de 1967, Israel ocupó militarmente Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, que había permanecido bajo control jordano desde 1948. 

Posteriormente, Israel se anexionó Jerusalén Este y comenzó su expansión masiva con sus asentamientos ilegales de colonos, alrededor de los límites de la ciudad de Jerusalén  en Cisjordania, en una acción que ha sido repetidamente condenada como ilegal por la ONU y la comunidad internacional.

El Consejo de Seguridad recordó en 1971, que "el principio de la adquisición de territorio por conquista militar es inadmisible” y condenó la expansión israelí, diciendo que: “Todas las medidas de carácter legislativo y administrativo que haya tomado Israel con el fin de alterar el estatuto de la ciudad de Jerusalén, incluso la expropiación de tierras y bienes, el traslado de habitantes y la legislación destinada a incorporar el sector ocupado, son totalmente nulas y no pueden modificar ese estatuto”.

 

Posteriormente, Israel aprobó una Ley Básica (en julio de 1980) por medio de la cual declaró que Jerusalén “en su integridad y unificada” sería su capital. Pero el Consejo de Seguridad rechazó esta norma por considerar que violaba el derecho internacional y precisó nuevamente que “todas las medidas y los actos legislativos y administrativos adoptados por Israel, la Potencia ocupante, que han alterado o pretenden alterar el carácter y el estatuto de la Ciudad Santa de Jerusalén, son nulos y carentes de valor”. En consonancia, el Consejo pidió, al mes de la declaración israelí: “No reconocer la ‘ley básica’ y las demás medidas de Israel que, como resultado de esta ley, tengan por objeto alterar el carácter y el estatuto de Jerusalén”.

 

Esas resoluciones relacionadas con Jerusalén fueron tenidas en cuenta por la Corte Internacional de Justicia en 2004, cuando, al examinar el estatuto jurídico de la ciudad y su relación con el muro, concluyó que “todos esos territorios, incluida Jerusalén oriental, siguen siendo territorios ocupados e Israel sigue teniendo la condición de Potencia ocupante”.

 

La declaración unilateral del presidente Trump de Jerusalén como capital del Estado de Israel constituye un golpe contra la legitimidad internacional y las normas del derecho internacional humanitario y las resoluciones de las Naciones Unidas, especialmente la Resolución 242 de 1967, que instaba a Israel a retirarse de los territorios palestinos ocupados, incluida Jerusalén Oriental. También es un golpe contra los puntos de referencia de los acuerdos de Madrid y Oslo, que hizo hincapié en que el destino de Jerusalén estaría determinado por las negociaciones de alto nivel entre Israel y la Organización de Liberación de Palestina, y no solo por un partido.

Esta declaración viola resoluciones y tratados internacionales. Estados Unidos e Israel son los que rechazan los acuerdos internacionales y esta decisión sobre Jerusalén, así como las políticas que han venido desarrollando desde los acuerdos de Oslo ( construcción del muro del apartheid, expansión asentamientos, bloqueo ilegal de la franja de Gaza, detenciones administrativas, encarcelamientos de pesos políticos, torturas, encarcelamiento de niños), mina cualquier esperanza de una solución pactada y pacífica al conflicto palestino-israelí, y como consecuencia, empujará al mundo hacia nuevas crisis. 

El reconocimiento de Trump de Jerusalén, como capital de Israel, incluido el territorio palestino ocupado, es una amenaza imprudente para la paz.

La comunidad internacional tiene capacidad para imponer sanciones y la Unión Europea puede prohibir la comercialización de productos provenientes de asentamientos israelíes y considerar la suspensión del acuerdo de asociación UE-Israel. Es ahí donde la acción colectiva, en el caso de la sociedad europea, debiera centrar sus esfuerzos, si queremos contribuir a una solución de paz justa y duradera entre palestinos e israelíes.

 

Desde ALKARAMA instamos a todos los gobiernos a  condenar este acto peligroso, tomar medidas contundentes, principalmente, cortar relaciones con el ente sionista  y trabajar por una solución justa y duradera para Palestina.

Desde ALKARAMA enviamos todo nuestro apoyo y solidaridad al nuestro pueblo palestino, a todas las organizaciones políticas y sociales que están luchando legal y justamente contra un régimen ocupante, racista que practica el apartheid y que viola constantemente los Derechos Humanos.

Desde ALKARAMA exigimos el fin de la ocupación y colonización de los territorios palestinos ocupados por la entidad sionista; el desmantelamiento del muro del apartheid y de todos los asentamientos ilegales; la liberación de las casi siete mil personas palestinas presas en cárceles israelíes por motivos políticos; el respeto, protección y promoción del derecho al retorno a sus hogares de las más de 6 millones de personas palestinas refugiadas, tal como lo estipuló la resolución 194 del Consejo de Seguridad de la ONU; y apoyamos la campaña internacional no violenta de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel (BDS).

La comunidad internacional no puede permanecer impasible ante un régimen, el sionista, que incumple sistemáticamente todas las resoluciones de las Naciones Unidas sobre la ocupación de Palestina.